¿Cómo algo que no podemos ver, puede controlar tanto de lo que somos, determinar lo que sentimos y lo que hacemos, lo que decimos y lo que no, dictar cuando nos movemos y cuando permanecemos quietos, informar qué queremos, qué odiamos y qué amamos?
Aprender a capturar nuestros pensamientos importa, porque como pensamos forma la manera en que vivimos.
A menudo nos encontramos repitiendo los mismos ciclos en nuestra vida, actuando de la misma manera, luchando con los mismos miedos y cometiendo los mismos pecados. ¿Por qué? La respuesta es que todo se trata de nuestra mente, de lo que tenemos en nuestra cabeza.
Somos esclavos de lo que nos controla, si simplemente aceptamos nuestra forma de pensar, seguiremos obteniendo los mismos resultados. Sin embargo, la palabra nos dice que nosotros tenemos la autoridad para llevar cautivo cada pensamiento y obligarlo a someterse bajo la autoridad de Cristo.
Lee 2 Corintios 10:5.
Así que no tenemos que aceptar nuestros pensamientos tal y cual son, no tenemos que ser prisioneros de ellos, tenemos el poder de llevarlos cautivos y someterlos a las verdades de Cristo.
La próxima vez que tengas un pensamiento intenta compararlo con la verdad de la palabra, por ejemplo, si estás pensando que no vales nada y que en realidad a nadie le importas, recuerda que vales la sangre de Cristo ¿Y que hay más valioso que eso? así que tu valor es incalculable. Así que lo que estás pensando es mentira y puedes rechazar ese pensamiento y reemplazarlo por la verdad que encontramos en la Biblia, ¡esto te llevará a actuar de una manera distinta y poco a poca obtener resultados diferentes!